viernes, 4 de marzo de 2011

El sanitario de Lennon
Por Álvaro González Uribe, 27 de agosto de 2010


La noticia no fue presentada en los medios como una extrañeza. Conjuntamente con un raro disco suyo que tuvo más despliegue, se informó que un inodoro usado por el asesinado ex beatle John Lennon será sometido a subasta, o a “puja” dice al inicio la nota de la agencia Efe, término más apropiado para el objeto ofrecido.

Conociendo a los fanáticos del cuarteto de Liverpool -entre ellos yo- no es de extrañar el hecho. Cualquier objeto que por alguna circunstancia haya estado en contacto o pasado por alguna presa de los cuatro genios musicales tiene un gran valor. En Medellín el chisme -nunca supe si cierto o no- era que “Chamizo”, un conocido vendedor de discos del Centro, atesoraba una colilla de cigarrillo de uno de ellos, no recuerdo de cuál.

Termina la nota de la Agencia Efe: “El otro objeto estrella de la subasta lo constituyen pedazos del inodoro de Lennon, procedentes de su hogar de Tittenhurst Park, la casa en la que el músico habitó entre 1969 y 1972. En su día, Lennon pidió al constructor John Hancock que se quedara con la taza de porcelana ‘y la usara como maceta’ después de que él se hiciera instalar un nuevo aseo. Dicha taza de váter se instaló en un cobertizo que tenía Hancock en su domicilio y ahí se mantuvo durante 40 años hasta el día en que ese último falleció recientemente. Ahora ese objeto podría venderse por una suma de entre 750 y 1.000 libras.” (Luego de escribir esta columna, hace dos días fue subastado efectivamente en 9.500 libras -14.740 dólares-, es decir, cerca de nueve veces más…).

De todas maneras, no deja de ser jocoso que esta vez la reliquia de marras sea un sanitario, inodoro, retrete, taza, letrina, váter o escusado, aunque tampoco es un caso único en el mundo. Hace cerca de cinco años fue noticia nacional que de la casa museo del maestro Lucho Bermúdez en El Carmen de Bolívar, se robaron su mica (bacinilla, hermana menor del sanitario) que estaba expuesta junto con objetos menos prosaicos del gran músico. Cuentan que sobre su pequeño trono portátil de peltre, nuestra famosa gloria colombiana compuso la canción “Salsipuedes”, durante un largo ataque de estreñimiento.

En Boston existe el Museo Americano de Inodoros, mientras que en Nueva Delhi está el Museo Internacional del Inodoro, según sus dueños para “denunciar que 2.500 millones de personas carecen de acceso a sanitarios en el mundo”. En ambos hay cientos de estos aparatos de todas las formas, colores y épocas. Interesante, pues sin duda forman parte de la cultura humana. No creo que allí exhiban los extravagantes sanitarios con manijas de oro que tenían los mafiosos colombianos y quién sabe cuáles otros potentados fríos y calientes.

A veces se nos olvida que hasta los personajes más poderosos, importantes, santos y famosos también van al baño, como decimos en Colombia por decir “ir al sanitario” o “hacer p… o p…”, como si eso fuera indecente. Vergonzoso sería esperar o no ir, lo cual podría contribuir al calentamiento global, a marchitar un arbolito, o convertirnos en blanco de una culebra o de algún sádico en un matorral cualquiera. Todos decimos "voy al baño", y aparecemos secos -no siempre- e igual de sucios en un restaurante, oficina o donde sea.

De sanitarios sé otra historia que creo verdadera de tanto expresarla su protagonista. Siendo éste piloto de una conocida aerolínea comercial, hace cerca de 40 años volaba encima de Aracataca, y como su copiloto cataquero se lamentaba mucho de cierto mal trato en su pueblo natal, mi amigo el capitán descargó el contenido del sanitario del avión encima de Macondo (no sé si llegaría congelado). El Capi adoba la historia diciendo que el cura estaba en misa campal y al ver caer el producto cantó aleluyas por el maná que caía del cielo.

Lo del cura por ser carreta no deja de ser gracioso. Hoy en los aviones se usan químicos que neutralizan los contenidos de los sanitarios, pero antes se descargaban en tierra tal y como salen a luz. Eso sí, imagino que pocos lo hacían en vuelo y menos sobre la tierra del realismo mágico, pero, ¿qué otro pueblo podía recibir ese particular maná de los cielos sino Macondo? Quizás devolvía favores Remedios, la bella.

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