martes, 31 de mayo de 2011

Había una vez…
Por Álvaro González Uribe, 20 de mayo de 2011)

“Había una vez…”, empiezan los cuentos e historias infantiles. Pues bien, hoy en Colombia están comenzando muchas historias que podemos terminar de escribir nosotros mismos para poder darles un final feliz, como queremos terminen todas las historias.

Se trata de la historia de los próximos gobernadores y alcaldes de Colombia, es decir, de nuestra propia historia. Historia que no escribe ningún escritor de oficio, pues nosotros mismos lo hacemos. Como autores en muestro oficio de ciudadanos nosotros le damos el rumbo y somos los responsables de su final.

¿Cuántas veces pensamos que de haber podido escribir el cuento de Caperucita Roja no la hubiéramos dejado ir a visitar a su abuelita para que no se la comiera el lobo? Tampoco hubiéramos escrito que la reina malvada enviara a Blanca Nieves al bosque a que la matara el leñador, y si se nos hubiera pasado eso, no hubiéramos permitido que comiera la manzana envenenada.

En la vida real a diario empiezan historias cuyo guión omitimos variar porque desconocemos el final. Sin embargo, hay casos en los cuales el final se puede anticipar, debido a que son historias repetidas que comienzan con lo mismo, tienen igual trama y, por tanto, es inevitable un final idéntico.

Hoy en Colombia están empezando cientos de historias que narran la ruta que seguirán igual cantidad de personas para ser alcaldes y gobernadores. Esas historias las escribimos los ciudadanos, y por ello nosotros somos quienes definimos si llegan o no al poder.

Tenemos varios elementos para conducir esos personajes al poder o a la derrota. Sólo necesitamos recordar, averiguar y analizar para escribir lo que convenga a quienes queremos mejores territorios. De otra manera no tendremos derecho a quejarnos luego de lobos que comen caperucitas ni de brujas que envenenan doncellas, o de obras inconclusas ni de desfalcos al erario público.

La gran mayoría de estos personajes no se instalan en el poder de súbito. Tienen un pasado, unos aliados, unos recursos y unos métodos que los acompañan en su camino, cuando es que no tienen ya una conocida historia oscura u opaca ellos mismos. Sin embargo, los elegimos por descuido o por engaño o por bobos que somos, y muchas veces por el destello fugaz de un espejito.

La Procuraduría ha destituido en el último año a los gobernadores de Amazonas, Arauca, Bolívar, Casanare, Putumayo, Magdalena, Valle, Vaupés y a la alcaldesa de Armenia; y suspendido al alcalde de Bogotá. Además, seis gobernadores y 14 alcaldes están siendo investigados disciplinariamente por conductas calificadas por el mismo ente de control como “paradigmáticas” por su impacto social y económico. También en este año han sido sancionados 164 alcaldes por la Procuraduría.

Estos personajes -para solo mencionar “éstos”- tienen ya sus fichas moviéndose para alcanzar las mismas alcaldías o gobernaciones. De eso viven y han vivido siempre y allí acudirán de nuevo. Ponen como candidatos a sus amigos o familiares sin ninguna vergüenza, y los ciudadanos, también sin vergüenza o con crasa tontería, votamos por ellos.

Conocemos pues los nombres de autos, los métodos que usan y a sus amigos y familiares. Recordamos sus antecedentes e historias, y sabemos cómo y con qué recursos financian sus campañas y cuáles son sus equipos políticos; por tanto, con el más mínimo ejercicio mental nos es posible saber cuál es el fin de la historia: a iguales personajes y métodos iguales resultados. Hoy es el momento para que nosotros mismos cambiemos esas historias perversas y evitemos tener que aceptar luego el inevitable y contundente “había una vez…”.

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