martes, 1 de marzo de 2011

Introducción del libro "De Bolombolo a Aracataca"

El presente libro recoge 50 artículos publicados en los años 2007, 2008 y parte del 2009, tiempo que llevo residiendo en el Caribe colombiano, en concreto en la ciudad de Santa Marta. Con excepción del último, los escritos se publicaron todos en el periódico El Mundo de Medellín, donde gracias a sus directivos mantengo desde hace varios años una columna de opinión semanal denominada “Macondo”. Algunos pocos artículos aparecieron también en otras publicaciones impresas y virtuales a donde fueron enviados o gentilmente tomados citando autor y fuente. El último fue escrito para El Vocero de la Provincia, periódico que circula en los departamentos del Magdalena, Cesar y la Guajira.

Teniendo en cuenta que siempre en mis columnas de opinión me he referido a una gran variedad de temas, en este libro no fue mi intención aglomerar una miscelánea de artículos sobre diversas y dispersas materias. Pienso que una obra de este estilo -hasta donde éste lo permita- debe tener un hilo conductor, es decir, un talante o espíritu que la hilvane para que tenga unidad y genere un aporte concreto individualizado de interés general.

Por tal razón -aunque a veces alguna columna vista individualmente quizás no lo exprese- en todo el libro permanece la opinión y la mirada que un antioqueño como el autor se va formando del Caribe colombiano cuando reside en esta región, y también la opinión que tiene sobre el resto de Colombia en diversos aspectos, cuando respira permanentemente este cálido e inquieto aire caribe, que considero modifica la perspectiva que alguien pueda tener sobre los hechos y la vida, siempre y cuando comprenda y se vaya alimentando de la idiosincrasia costeña. Precisamente el título de la obra -cacofónico como recurso literario divertido- da cuenta de ese periplo de vida y de ese nuevo sentimiento que nace en una persona que cambia una intensa vida en Antioquia y sus pueblos, por otra en el Caribe y los suyos, periplo condensado en uno de los artículos.

Bolombolo es una tórrida población de Antioquia a orillas del rio Cauca, uno de los sitios que recuerdo con alegría, y que me dejaron inhalar profundamente los aires de mi departamento de origen y solazarme con sus escarpados verdes y abovedados azules. Además, cristalizado en la literatura por unos versos que dejó el poeta paisa León de Greiff cuando estuvo por esos lares de aprendiz de ingeniero malogrado. Aracataca por supuesto es un municipio significativo, símbolo de la cultura Caribe y del realismo mágico, por ser la cuna del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez y escenario principal de su obra cumbre “Cien Años de Soledad”, lugar donde lo conocí cuando transportado en el Tren Amarillo de Macondo regresó en el año 2007 -recién cumplidos 80 años de vida-, momento apoteósico que relato en el libro a manera de crónica personal.

Aunque en el libro permanece ese espíritu aglutinante de obra, los escritos abarcan varios temas y estilos. Es así como en forma de crónicas, ensayos, poesía en prosa y hasta de un cuento corto, en un lenguaje ameno intento plasmar la impresión que me han dejado la geografía del Caribe, sus paisajes, gentes, noticias, anécdotas y cultura, como también reflexiono y analizo hechos y realidades tristes y alegres, tanto del Caribe como de mi Antioquia y mi Colombia desde el Caribe, incluyendo algunas vivencias personales con pretensión poética. Si alcanzo a ser efectivo en el oficio de escribir, quizás el lector generoso tendrá pues que prepararse para reír y hasta para ponerse triste, pues esa es la realidad de Colombia, que es la misma del Caribe.

También quise destacar las similitudes y diferencias que considero existen entre la cultura Paisa y la Caribe, y en algunos escritos hice comparaciones culturales, históricas, casuales y hasta geográficas.

Traté de escoger cuidadosamente el orden de los escritos para lograr una combinación armónica y agradable según los temas, aunque también consideré a veces el orden cronológico de publicación, sin que haya sido una camisa de fuerza, pues prevalecieron los contenidos en aras de construir la mencionada estructura unificada de obra, como también su ritmo. Entre el título y el texto cada escrito lleva la fecha de su publicación, para que conociendo el momento histórico al lector se le facilite comprender algunos contenidos que requieren de ello.

Toda mi vida he sentido una gran atracción por el mar, la cultura Caribe y la literatura de Gabriel García Márquez y el realismo mágico, lo cual advertirá el lector en varias citas, paráfrasis, alusiones y comentarios -no en vano la columna periodística base se llama “Macondo”-. Esa atracción la materialicé de la mejor forma como pienso se puede hacer: fijando mi residencia en el Caribe para vivir ese mágico mundo, respirarlo, olerlo, probarlo y sentirlo cotidianamente. Este libro es testimonio de esa nueva vivencia que por haberme enriquecido espiritualmente me ha acercado a la felicidad. También pretendo que sea un homenaje humilde y sincero a nuestro Nobel de literatura, a los habitantes del Caribe, y a su rica y colorida cultura.

La obra ha sido posible gracias a varias personas y entidades. En primer lugar, a María Isabel mi esposa y a mis hijos Tomás y Simón, quienes como familia compartieron conmigo esta decisión de vida, dejando nuestro rico, fructífero y alegre pasado en Medellín y Antioquia, y afrontando con decisión este llamado vital que hemos disfrutado, no sin retos superados y a superar por tratarse de un cambio quizás radical en un principio para los niños. Igualmente a mi amada hija mayor, Luisa, quien hace mucho tiempo emprendió un cambio de vida mucho más drástico que el nuestro, y cuya inspiración y amor me acompañan desde la lejana España, así como mi corazón silenciosamente late siempre junto al suyo.

También agradezco al periódico El Mundo de Medellín que me acogió y acoge en sus páginas, con una característica que resalto: la libertad que tienen sus columnistas para tocar todos los temas, sin importar discrepancias ideológicas con la línea editorial del Periódico y de su Director, pues a veces mis opiniones coinciden con las de ellos y a veces no, lo cual dice mucho del espíritu libre de ese Diario y del respeto por las opiniones, siempre y cuando se escriban con cortesía y tengan calidad en la forma, lo cual he procurado siempre, espero que con algún éxito, pese a que reconozco cierta agudeza y pasión en varios escritos, matizadas con algo de humor, eso sí.

Entre las personas del periódico El Mundo a quienes agradezco, está por supuesto ese gran roble, caballero y luchador que es su Director, el ingeniero Guillermo Gaviria Echeverri, y al maestro Arturo Giraldo Sánchez, Subdirector y paciente curador de las páginas editoriales; a mi amiga y gran periodista Luz María Tobón Vallejo; y a Aníbal Gaviria Correa, quien siendo editor del Periódico me invitó a escribir en sus páginas. Imposible no mencionar acá mi primer artículo: un clamor con algo de fórmulas jurídicas para que su hermano y mis compañeros de trabajo, el entonces Gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria Correa y el Asesor de Paz Gilberto Echeverri Mejía, pudieran regresar a sus casas y labores desde un penoso secuestro en el cual los mantenía la guerrilla.

Como es de conocimiento público ello no fue posible, pues fueron cobardemente asesinados por las Farc ante un fallido rescate de la Fuerza Pública en el año 2003. Por eso siento la necesidad de mencionar acá a esa gran señora, fuente de amabilidad, ternura y a la vez de fortaleza, doña Adela Correa de Gaviria, madre del recordado Guillermo, el inmolado Gobernador de mi tierra paisa, líder nacional perpetuo de la Noviolencia.

Por último, agradezco a la Universidad del Magdalena, a su actual rector Ruthber Escorcia Caballero y demás directivas, y a la comunidad universitaria en general que me recibieron y han acogido con cariño en la alma máter del Magdalena. Todos me han dado muestras de afecto y de confianza que siempre agradeceré, con la amable carga adicional para mi de que esa deuda actual con ellos se incrementará cuando algún día me gane el gentilicio de “paisamario” o “caribantioqueño” que quiero ostentar con orgullo.

Espero que este modesto libro contribuya a enriquecer la producción de esa Universidad, que para muchos y para mi es la entidad más importante del departamento del Magdalena, pues es la única manera de ascender y progresar en la vida que tienen miles de sus jóvenes; generadora de investigaciones, cálido y fértil hábitat de la cultura, y, en general, pieza fundamental para el desarrollo del Magdalena y de la región Caribe.


Álvaro González Uribe
Santa Marta, Colombia
Noviembre 9 de 2009

1 comentario:

  1. Paisamario y caribantioqueño Álvaro, desde la introducción se sabe lo que será el resto. Estoy que me leo. Un abrazo y felicitaciones, desde y con toda mi alma.

    Elbacé Restrepo.

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